11 marzo, 2012

ROMANCE DEL DUQUE



Romance moderno que vuela como pólvora por las tierras de España.


Así recitó el juglar
a muchedumbre embobada:




                                                ROMANCE DEL DUQUE


Era un joven que metía


las pelotas por la escuadra


y, de pronto, llegó a Duque


al casar con una infanta:


braguetazo, que le dicen


por tierras de Salamanca,


braguetazu, en les Asturies


y pelotazo en Granada.

Al entrar en la nobleza,


ya Duque de Candelaria,


se creyó con la licencia


del derecho de pernada


y se vio como intocable


en la Realeza de España.

Vino a proponer negocios


a diversos Reyes Taifas


que juegan con el erario


como bien les viene en gana;


pues es dinero de nadie


y revierte en quien lo apaña.


Presidentes de segunda,


que aparentan Reyes Taifas,


se embobaron con el “Yerno”


y prepararon pitanza


para que comiese el Duque


cuanto le diese la gana


y el Duque, más que comer,


ciertamente devoraba


con apetito insaciable;


le gustaba la pitanza.



Asunto fue de millones


los contratos que firmaran


y, por si acaso, el Gran Duque


adelantados cobraba;


no fuese que de proyectos


quedasen humos de paja.


y cual lluvia, en gota fría,


a la Nóos inundaban;


eran ganancias muy sucias


y preciso blanquearlas.

Así fue montando empresas


(lavadoras las llamaba)


el prelavado en Aizoon;


en Belice se lavaban;


el centrifugado en Londres


y, una vez blanqueadas,


retornaban abundantes


para comprar nuevas casas


y un palacete en Pedralbes,


reformado con tal gracia


que ha llegado a real palacio


para orgullo de la Infanta.




Al Duque de Palmatoria,


a más de plebeya plaga


que le servía de apaño


para camuflar ganancias,


les han cogido, en la noche,


una patrulla de guardias


que vigilan la honradez


y encontraron la mangancia.


Con las alforjas repletas


a Diego Torres pillaban,


acompañado de esposa


y de un cuñado por banda:


por estribor iba Marcos,


Miguel por babor andaba.


Estos cuatro mochileros


los millones transportaban


y usaban las lavadoras


con tal salero y tal gracia


que hacían de sucios euros


unas monedas honradas.


El juez dice “trapicheo”;


“gran robo” el fiscal la llama


a la fortuna del Duque:


la Empresa que no lucraba


y, sin embargo, lucró


millones de euros a manta.


Los impuestos en Belice


se extinguían en la nada


y todo era beneficio,


y todo era ganancia,


pues pagaba las facturas


que él mismo se cobraba.


Con más arte que Paesa,


el Duque de Candelaria


amasaba una fortuna


así, sin más, por la cara


que tiene de hombre buenazo


y de marido de Infanta.


Si en Nóos hubo trapicheos,


el Duque no sabe nada,


que Nóos está en Barcelona


y él residía en las Babias.


Así se escribe la historia:


unos pierden, otros ganan;


aquí perdió el pueblo entero


y ganó el Duque de Palma.


Ahora corresponde al juez


analizar bien la causa


y demostrar que es verdad


que, quien la hace, la paga.


Debe el juez recuperar


el total de la mangancia,


subastar el palacete


y ofrecerle larga estancia,


en Soto del Real, al Duque


y a sus amigos comparsas.






Así terminó el Juglar


de relatar las hazañas


del “yernísimo de Rey


y noble Duque de Palma”,


que ordeñaba los millones


que nos faltan en la vaca.





2 comentarios:

Anónimo dijo...

A lacayos y españoles
ya nos follan los borbones.


Comprendo todos los modos
de procurarse un potaje,
pero sin uñas ni codos
ni deshonores ni ultraje.
Entre la nada y el todo
el mangar no todo vale.
Coronita, coronado,
el que no es tonto es cipote.
Ojalá que los Ortiz
maquillen con su barniz
ilustrado a los borbones.

Anónimo dijo...

Galleguinhaaaa ;